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Un país centrípeto

La polémica de Telemadrid como el reflejo de la España de hoy en día


Entre noticias por el trágico incendio que ha ocurrido esta semana en Valencia y que se ha cobrado la vida de varias personas, un mensaje desataba la polémica en la red social 'X'. La cuenta que escribía el tuit era la de Telemadrid -cadena autonómica de la Comunidad de Madrid- y en él se podía leer lo siguiente: "🚒El incendio de viviendas más trágico en España ocurrió en #Móstoles en 1992". El tuit es como mínimo desafortunado, y resulta sorprendente que alguien pensase que escribirlo era siquiera una buena idea, que además se hiciese desde una cuenta de una televisión pública es todavía más grave.



Tuit de Telemadrid. Fuente: 'X'

La polémica se desató en la red social hasta tal punto que la propia Telemadrid tuvo que responder a su tuit original pidiendo disculpas a quién se haya podido sentir ofendido y afirmando que en ningún momento se buscaba hacer comparaciones ¿Qué comparaciones iban a hacerse destacando el incendio más grave -casualmente ocurrido en Madrid- en mitad de un aluvión de noticias por el incendio de Valencia?


Ironías aparte, por desgracia lo ocurrido con Telemadrid no es un caso aislado - el CM de esa cuenta no ha venido de algún planeta lejano- es solo el reflejo de la triste realidad de España, el reflejo de un país obcecado en muchos casos en alabar su capital a costa de hundir su periferia.


Hace no demasiado tiempo saltaba igualmente la polémica cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sugería la posibilidad de que determinadas instituciones no tuviesen su sede en Madrid y fueran movidas a otras provincias, especialmente del interior. Hubo sin embargo a quien aquello le pareció un intento de descapitalizar un Madrid "que la izquierda da por perdida", siendo mucho más sensato -¿qué duda cabe?- mantener instituciones como Puertos del Estado en Madrid, esa gran comunidad bañada por el mar. Hasta en aquello se coló la ideología.


No hay debate acerca de que en Madrid deban ubicarse instituciones tan importantes como el Congreso de los Diputados o la residencia del Presidente del Gobierno, pero hemos asumido como normal que los ciudadanos de otras provincias de España no tengan derecho a realizar según qué tramites en contacto directo con la administración con la que lo realizan. Internet ha contribuido a crear una falsa idea de cercanía que en ningún caso es tal cuando se trata de mayores de determinada edad. Los tiempos en los que les tocaba ir a la ciudad a "arreglar" papeles, cargados de bolsos, maletas y paciencia en un autobús de no pocas paradas no es cosa del pasado.



Pueblo de Extremadura (San Martín de Trevejo). Fuente: Hosteltur


Coincidiendo en tiempo pero no en repercusión con esta polémica, el influencer Paco Abreu colgaba un video en su perfil de Instagram donde se mostraba sorprendido por el hecho de que vecinas de su pueblo le preguntasen si no consideraba un fracaso haber vuelto a su pueblo de Andalucía después de haber pasado unos años viviendo en Madrid. Las vecinas de Paco podrían ser las vecinas de cualquiera que haya tenido que irse a la "gran capital" desde su comunidad autónoma buscando trabajo o estudios -y en definitiva, oportunidades- que en su casa no encontraban.


Es esa admiración con la que miran sus antiguos vecinos a aquellos que han tenido que emigrar -como si irte a la capital supusiera convertirte en una especie de deidad- la que refleja el eterno complejo de España. El complejo de creer que vivir en un pueblo de Huelva o Badajoz es mucho menos digno que hacerlo en Madrid; el complejo de creer justo que las oportunidades y servicios a los que accedes estén condicionados por el lugar en el que naces y que, necesariamente, se haga en beneficio de Madrid y en perjuicio de otras comunidades.


Tenemos asociada e interiorizada -tristemente- la idea de que el triunfo va necesariamente aparejado a brillar en una gran ciudad -vease Madrid, Barcelona o Valencia- y con ella, asumido el concepto de que las raíces van ligadas al fracaso. Creemos firmemente que volver al lugar donde creciste, triunfar en él, o pasar allí más tiempo del que socialmente consideramos suficiente para descansar está aparejado a haber tomado de seguro malas decisiones. Si vuelves a tu pueblo más allá de Navidad y verano, algo va mal en tu vida laboral.


Pero, ¿y si no es así? ¿y si la mala decisión fue precisamente aceptar que debíamos ser empujados a salir de nuestras comunidades para ganarnos la vida? ¿y si el error es precisamente considerar como tal volver al lugar que te vio nacer? Porque en Madrid se puede llegar muy alto, pero quien tiene bien sujetas sus raíces -lo que implica abrazarlas y reconocerlas con orgullo- es quien llega más lejos; porque solo quien no tiene miedo de tener que volver al lugar de donde viene porque no lo considera un fracaso, puede lanzarse sin miedo al abismo que supone tratar de triunfar en la gran ciudad.



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