La nueva película de Steven Spielberg nominada a 7 Oscars, llega en la recta final de su carrera y nos muestra una nueva perspectiva del famoso director
Los Fabelman, estrenada en los cines de España el pasado 10 de febrero, es la última película del aclamado director Steven Spielberg. Nominada a unos cuantos Oscars, entre ellos a mejor director y a mejor película, la crítica ha alabado el nuevo estreno del director prodigio de Hollywood. La historia sigue la infancia de Sammy Fabelman, un niño que desde pequeño siente una profunda pasión por su cámara, y las experiencias que tiene con su familia durante este periodo de su vida en los años 50.
Desde Tiburón hasta Ready Player One, el incansable y prolífico director ha sido bautizado como el “Rey Midas de Hollywood” desde bien pronto en su carrera como cineasta. Prácticamente inventando el término de Blockbuster, se ha convertido en el director que más dinero ha recaudado en la historia del cine. Su última entrega en los cines, Los Fabelman, llega en la recta final de su carrera y nos conduce a través del nacimiento de su pasión.
Avisamos de que a partir de este párrafo habrá algunos spoilers. La historia de Los Fabelman es una autobiografía ficcionada y, como dice el director en un mensaje a modo de prólogo en la propia película, es una carta de amor a su propia familia y al cine. El tema recurrente dentro de la película es la fragmentación del artista entre su arte y la familia, y durante todo el largometraje podemos ver como los personajes fallan a sus seres queridos por perseguir sus sueños. Todos, salvo la madre de los Fabelman, Mitzi. Una ama de casa que tenía la pasión y el potencial para haberse convertido en una gran pianista pero queda relegada a un pasatiempo del que sólo disfruta su familia. No sorprende, entonces, que ella se vuelva el personaje más desdichado de la película.
A modo de reflexión y autocrítica, Spielberg introduce un personaje muy peculiar el cual le da una charla a Sammy, el protagonista, augurando la gran carrera que tiene por delante y como ello le distanciará de su familia y lo partirá en dos. Son muchas las películas que se han hecho sobre este tema y casi todas han aportado un nuevo enfoque sobre cómo el arte lleva a la obsesión, la obsesión lleva al aislamiento y el aislamiento, a la soledad. Películas como Whiplash, Cisne negro o incluso La la land, tienen protagonistas que renuncian a muchas cosas, incluso a veces a su propia felicidad, para realizarse al máximo como artistas.
No sólo está prácticamente basada en los hechos reales de la infancia de Spielberg, sino que además cuenta con ciertos elementos de reflexión sobre su propia forma de hacer películas. La autocrítica está muy presente durante todo el largometraje, muy alejado de ser un homenaje a sí mismo, Steven Spielberg reconoce sus fallos y sus vicios en su carrera como cineasta. Sammy hace películas para procesar sus propios problemas de la vida real, a la misma vez que Spielberg hace Los Fabelman para poder gestionar su infancia. Sin embargo, aunque se trate de una autobiografía muy cercana la realidad, no deja de ser ficción, lo cual le da la libertad suficiente al director para poder mostrar algunas cosas que, de haber sido un documental que se limita a relatar los hechos, no podría haber transmitido lo mismo al público. Son las actuaciones de los actores y el solapamiento de ciertos eventos lo que le da sentido a momentos que de otra forma estarían desperdigados por el tiempo y perderían su significado.
Los Fabelman cierra uno de los capítulos más importantes en la vida de uno de los grandes directores del cine, y lo hace de manera magistral. La historia nos muestra como el ingenio del director no podía haber acabado de otra manera. Al muñeco de arcilla que construye con el personaje de Sammy Fabelman le espera un futuro dorado y es que, con el final de la película, empiezan las historias que todos ya conocemos.