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La Hegemonía de Disney: la Cara Legal del Ratón

Analizamos la influencia de Disney sobre la legislación en el cine y cómo la ha utilizado a su favor en los últimos años


Es sábado por la tarde, y no tienes mucho que hacer, así que decides ir al cine. Hace algún tiempo que no has ido, sobre todo con la pandemia, y te apetece disfrutar un rato de una buena historia en pantalla grande, así que entras en la página de tu cine más cercano a comprar las entradas. Hay varias películas en cartelera, así que seguro que alguna puede interesarte.


Pero cuando vas a comprarlas, ves que la mayoría de proyecciones tienen tan solo una o dos sesiones, a horas bastante inconvenientes. A excepción de la última del Universo Cinematográfico de Marvel, que tiene más de 70 proyecciones ocupadas ese mismo día. Esta es la situación en la que el usuario de Twitter Matt Singer se encontró en mayo de 2022, con la película Doctor Strange en el Multiverso de la Locura.



Un cine de Nueva York con 70 proyecciones programadas para la última película de Marvel. Fuente: Twitter

En los últimos años, Disney ha conseguido adquirir no solo una gran cantidad de empresas y sus propiedades intelectuales, sino además una gran cantidad de la cuota de pantalla. En este artículo se analizarán las causas para la hegemonía de Disney, y el efecto que ha tenido la misma en la taquilla en los últimos años.


Primero, es importante tener en cuenta el contexto. Durante la época dorada de Hollywood, que abarca aproximadamente los años 30 y 40, había cinco compañías que dominaban el mundo del cine, llamadas las “majors”. Las “Big Five”, Paramount, Metro-Goldwyn-Meyer, Warner Brothers, RKO, 20th Century Fox; controlaban la producción, distribución y exhibición de películas, poseyendo varios teatros en los que se proyectaban exclusivamente sus películas.


Esto acabó en 1948, cuando el gobierno de Estados Unidos, viendo el monopolio que estas cinco compañías tenían sobre la industria, decidió hacer algo al respecto. Así surgieron los llamados Acuerdos de Paramount, llamados así por la compañía denunciada, que prohibían a las productoras de cine ser además dueñas de teatros y otras compañías, forzando a las “Big Five” a centrar sus negocios en un solo servicio, la mayoría eligiendo producción.


La consecuencia principal de los Acuerdos fue una distribución relativamente equitativa de la taquilla, ya que todas las compañías tenían acceso a la exhibición de sus productos dentro de lo considerable. La situación en la taquilla se ha mantenido relativamente similar desde entonces. Para mostrar esto, se ha realizado un estudio de la taquilla mundial en 2009, escogiendo las 100 películas más taquilleras del año, como puede verse en la imagen:



La distribución de la taquilla de las 100 películas más recaudadoras de 2009 por distribuidora. Fuente: Sara Mai Ortiz de Manuel

Aquí vemos reflejada la distribución de la taquilla. Aunque hay una serie de nombres que resaltan por la cantidad de películas que tienen, Disney siendo la más destacada, lo cierto es que hay una cierta variedad, con productoras pequeñas de menos de una película siendo agrupadas y obteniendo un total de 12 títulos en la lista de las 100 más recaudadas. Hay jugadores mayores, pero el reparto de la recaudación está relativamente distribuido.


Pero las ambiciones de Disney, a medida que crecía como empresa, e imperio, alcanzó el límite de los acuerdos. Habiendo ya comprado propiedades intelectuales como Star Wars o Marvel, Disney decidió en 2017 comenzar negociaciones con 21st Century Fox, para absorberla por unos 71,3 billones de dólares, llegando a conseguirlo en 2019, a pesar de que en parte rompía condiciones de los Acuerdos de Paramount.


Y es que han pasado 70 años desde su creación, y el mundo del entretenimiento ha evolucionado bastante desde entonces. Este fue el argumento que Disney utilizó en 2018 para que el gobierno estadounidense le permitiera realizar la compra de Fox, y funcionó de tal manera que en 2020 los Acuerdos de Paramount se eliminaron por completo.


Con esto, las productoras no solo tienen acceso de nuevo a la exhibición y distribución, sino también a realizar legalmente contratos de varias películas a técnicos y otros artistas de cine, sin la necesidad de que sean de la misma franquicia. Se les ha concedido a estas empresas la posibilidad de tener en nómina a los actores más solicitados de forma exclusiva, a menos que otras empresas paguen por el “préstamo” de la estrella. Una herramienta más para asegurarse el monopolio por parte de las grandes empresas del mundo cinematográfico.


Los efectos de la gradual debilitación de los acuerdos han sido notados de forma casi inmediata en la taquilla. Solo hay que ver las cien películas más recaudadoras de 2019, por distribuidora, como presenta la siguiente imagen, puede verse la devastadora consecuencia de la eliminación de medidas anti-monopolio en la industria cinematográfica:



La distribución de la taquilla de las 100 películas más recaudadoras de 2019 por distribuidora. Fuente: Sara Mai Ortiz de Manuel

Lo más evidente lo encontramos en recaudación, con Disney llevándose el 50% de la recaudación total sumando todo el dinero recaudado por las 100 películas. Estos beneficios son la suma de los productos audiovisuales realizados tanto por Disney como Fox, que Disney se acabó llevando.


Además, aparte de una serie de otras productoras con menos de dos películas entre las más taquilleras, y parte del mercado chino, el resto de películas son todas de otras grandes empresas estadounidenses, en concreto las nuevas “Big Five”. Aparte de Disney, encontramos que Universal, Sony y Warner Brothers han entrado en la lista, con la única faltante siendo Paramount. Nos encontramos de nuevo ante un panorama de monopolio en la industria del cine, rozando la oligarquía.


Pero no todo está perdido. Después de la pandemia, el poder adquisitivo de Disney quedó parcialmente menguado, lo que le llevó a ralentizar la producción de algunos de sus mayores proyectos, sobre todo la franquicia de Marvel, y la huelga de actores y guionistas (esta última ya terminada), ha causado el caos en la empresa, para quien no le es posible continuar con sus usuales niveles de producción. Quizás ahora que el imperio del ratón está en decadencia, sea el momento de hacer un hueco a nuevos competidores en el mundo del espectáculo audiovisual.



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