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La crisis del fentanilo: Una amenaza mortal

San Francisco, cuna de gigantes tecnológicas, se enfrenta a una de las crisis sanitarias más graves en la historia reciente de EE.UU: la proliferación del fentanilo, un opiáceo 100 veces más fuerte que la heroína y 50 veces que la morfina

Las calles de San Francisco muestran cientos de personas, muchas de ellas al borde de la muerte, que luchan por mantenerse con vida entre jeringuillas esparcidas por las aceras. Desgraciadamente, esta realidad no es exclusiva de la ciudad que vio nacer a grandes tecnológicas, como Google, sino que es un problema que se extiende a lo largo y ancho del país. Y es que el fentanilo no se limita a un único perfil de consumidor, sino que afecta a personas de todas las clases sociales; muchas de ellas empezaron a tomarlo de forma legal en medicamentos como el OxyContin y, posteriormente, cayeron en la adicción una vez terminaron su tratamiento.


Gracias, en parte, a la falta de control y coordinación entre las autoridades y las clínicas privadas, así como el papel de las grandes compañías farmacéuticas, como Purdue que afirmaron que los opiáceos eran seguros, el fentanilo se extendió por toda la sociedad.


La crisis del consumo de opiáceos comenzó entre las décadas de 1970 y 1980, cuando el fentanilo se introdujo en las consultas médicas al utilizarse como analgésico en pacientes con dolores crónicos, cáncer o pacientes en recuperación de cirugías.



Una persona consume fentanilo en San Francisco. Fuente: El Mundo

CIFRAS


Las estadísticas son impactantes: desde el año 2000, más de un millón de personas han perdido la vida en Estados Unidos como consecuencia de una sobredosis de fentanilo. Sin embargo, a día de hoy, estas cifras se han ido multiplicando considerablemente, ya que alrededor de 200 estadounidenses mueren cada día por consumo de este opiáceo. Para comprender la magnitud de esta tragedia, fallecen alrededor de 1.400 muertes por semana o 70.000 al año. En otras palabras, el número de fallecidos por fentanilo supera a las víctimas nacionales de la Primera y Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam juntas. Cada dos meses, el fentanilo cobra la misma cantidad de vidas que se perdieron en el ataque terrorista a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001.


En 2016, se produjo un aumento significativo en las muertes (20.000 en ese año), después de que el fentanilo ganara terreno en el mercado a través del narcotráfico chino. En 2021, durante la epidemia del COVID-19, el país registró una cifra récord de más de 100.000 muertes por sobredosis en un año, de las cuales el 66% estaban directamente relacionadas con el consumo de fentanilo, según recoge un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Estas muertes se concentran principalmente en el grupo de edad de 34 a 44 años, seguido por el grupo de 25 a 34 años.


La Administración de Control de Drogas (DEA) ha descubierto que los narcotraficantes fabrican pastillas de fentanilo que se pueden adquirir, sin receta, a través de Internet y las redes sociales. Lo más inquietante es que muchas de estas píldoras contienen dosis letales. Además de la tragedia humana, la crisis del fentanilo también tiene un costo económico significativo, estimado en 1.5 billones de dólares, lo que equivale a aproximadamente el 7% del Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos.



GEOPOLÍTICA


La complejidad de la situación ha llevado a las autoridades estadounidenses a presionar a México y China, principales importadores de fentanilo, para que tomen medidas en sus respectivos territorios. El primero en actuar ha sido el gobierno chino, quien ha incluido el fentanilo y sus derivados en la lista de narcóticos prohibidos, lo que ha favorecido que el narcotráfico mexicano haya ocupado este mercado.


En cuanto a las respuestas políticas, Donald Trump ha prometido que, si se convierte en presidente en 2024, desplegará al ejército e incluso estaría dispuesto a bombardear los laboratorios de fentanilo en México.



Un hombre fuma fentanilo. Fuente: Los Angeles Times.


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