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Ideología y cine: un vínculo polémico, pero inseparable

Películas recientes como Barbie o Sound of Freedom han sido duramente criticadas debido a su postura política, pero no son las únicas

Posters de Sound of Freedom y Barbie, dos de las películas más taquilleras en Estados Unidos durante lo que llevamos de año. Fuentes: Angel Studios / Warner Bros

Barbie y Sound of Freedom son como el agua y el aceite, el frío y el calor, el blanco y el negro. Una completa antítesis. Mientras Barbie se muestra como una historia feminista que busca ironizar sobre el patriarcado y reivindicar los problemas a los que están sometidos las mujeres, Sound of Freedom denuncia la trata de menores apelando a que los niños son hijos de Dios y dejando caer que las élites podrían estar detrás de estas redes de abusos. Sin embargo ambas cintas tienen en común que han sido objeto de polémica por su posicionamiento ideológico. Y ambas han sufrido review-bombing por personas que han priorizado criticar por discordancias políticas más que por la calidad cinematográfica.


Si buscamos la ficha de Barbie en Filmaffinity, nos encontramos con críticas de usuarios tan variadas como: “"Barbie" es un desastre. Es una falta de respeto para el público y una mancha en el arte del cine”, “(….) es un insulto para los hombres e incluso para las mujeres. Cuando abandonas la sala de cine te sientes humillado e insultado (…)” o “(…) la publicidad la ha vendido como una Barbie con un fuerte componente feminista, (…) pero lo que os vais a encontrar es un panfleto ''woke'' lamentable (…)”. Si atendemos solo a los números nos encontraremos con 1 o 2 a mansalva.


En el caso de Sound of Freedom, también encontraremos a muchos detractores, sobre todo por parte de los medios, aunque parece que ha tenido un recibimiento mucho más positivo que Barbie por parte de los usuarios: "Thriller, con tintes QAnon, diseñado para apelar a la conciencia de boomers adictos a las conspiraciones (...) una experiencia que te revuelve el estómago (...)" afirma Rolling Stone y "Una película absolutamente burda y manipuladora (…)” dicen en The Guardian.


Pero ni Barbie ni Sound of Freedom han sido ni las primeras ni las últimas películas en suscitar polémica por estos mismos motivos. Cine e ideología han ido de la mano prácticamente desde los inicios del séptimo arte antes incluso de que los nazis explotasen al máximo sus recursos para destinarlos a películas propagandísticas. Tenemos el ejemplo claro de El nacimiento de una nación (1915) de D. W. Griffin o El Acorazado Potempkin (1925) de Serguei Eisenstein.


En el caso del filme de D.W. Griffin, la innovación técnica es tan recordada como la controversia. Fueron múltiples las criticas que recibió en su día por ensalzar continuamente al Ku Klux Klan y por promover la supremacía de la raza blanca sobre la negra. El gran escándalo que surgió a principios del siglo XX con esta película no se diferencia mucho del ocurrido con las dos películas vistas anteriormente aunque las mentalidades hayan evolucionado y ambas no promulguen el odio a ningún colectivo.

Actores de Nacimiento de una Nación (1915), vestidos como miembros del Ku Klux Klan. Fuente: Hulton Archive/Getty Images.

Teniendo en cuenta que cine y política llevan mezclándose décadas, la verdadera pregunta sería: ¿qué película no tiene un mensaje ideológico detrás? No hay película que no aborde temas políticos o sociales ya sea como crítica o como reivindicación. Algunas películas lo hacen de manera más explícita y otras de manera más subliminal como las películas escondidamente patriotas de Estados Unidos.


Pensamos que películas como Top Gun (1986) o Pearl Harbor (2001) son solo cine palomitero, pero nos equivocamos. El cine es un escaparate perfecto para llegar a las masas y eso los gobiernos lo saben. ¿En cuántas películas hemos visto a los americanos salvar el mundo? ¿En cuántas nos han querido vender el sueño americano? No es ningún secreto que el cine de Hollywood está constantemente sometido a organismos de poder y más cuando se trata de películas muy populares.


Por ejemplo, los militares que tuvieron acceso al guión de La noche más oscura (2012), le dieron una visión más positiva a la tortura perpetrada a los terroristas. También el Cuerpo del Ejército Aéreo intervino en la realización de las escenas de vuelo en Alas (1927) para mejorar su imagen en la primera cinta en ganar un Oscar a mejor película. Asimismo, Aaron Sorkin, guionista de Charlie Wilson's War (2007) confesó que el verdadero congresista Charles Wilson pidió que se cambiase el final para que no se diese a entender que EE.UU había ayudado en la aparición de Al-Qaeda por la venta de armas a Afganistán en los 70. Estos son solo unos pocos ejemplos de muchos.


Pero que en EEUU se intente dar una perspectiva distorsionada de la realidad a su favor, no quiere decir que el resto de cine “político” tenga las mismas intenciones.


El cine de realismo social de Ken Loach, el cine sobre oprimidos y marginados de los hermanos Dardenne, el cine humanista de Jean Luc Godard, etc. son algunos ejemplos de películas hechas con una intención de denuncia social y crítica. También es cine con ideología, pero su cine es personal y no está financiado por ninguna institución. Buscan remover conciencias y el impacto social, no una alineación por intereses. Por eso, tampoco hay que denominar al cine con mensajes políticos como una abominación. Hay tanto cine político malo como bueno.


Cuando los fenómenos Barbie y Sound of Freedom pasen de moda pronto, y lo harán, surgirán nuevas películas que volverán a poner en el candelero las mismas preguntas una y otra vez. Habrá quienes sigan criticando los posicionamientos políticos, y quizás tenga razón, pero se olvidarán por completo que eso es parte de la historia del cine y que nunca va a cambiar.

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